sábado, 20 de enero de 2007

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BUCEANDO EN LO FEMENINO


Galería de arte de Mercedes Giachetti
Febrero 1997




Prólogo por el poeta y médico Luis Alposta

En los retratos Alicia Besada crea ritmos con rasgos inventados, no exentos de carácter y reveladores de un pleno sentido plástico.

En los desnudos, en los que predomina la gama del rojo, la sensualidad se manifiesta plenamente. En ellos la forma es expresiva por sí misma y lo que destaca es la línea vibrante que recorre los cuerpos remarcando formas dinámicas llenas de tensión.

Todo lo que ocurre en la vida es símbolo, afirmaba Goethe. Alicia Besada lo ha comprendido así y nos muestra a través de sus figuras lo realista, lo místico y lo alegórico del mundo femenino. Un mundo que pasa por el tamiz por momentos sombrío, por momentos luminoso de su conciencia y sus recursos.

Ante los cuadros de Alicia Besada se siente la plenitud de la forma lograda, en la que no hay un acento que distraiga. Frente a ellos nos sentimos transportados a esa esfera en la que sólo cabe una emoción estética.

En Alicia todo es espontaneidad, gozo dionisíaco de la creación, pasión desnuda.

Comentario de la muestra por la psicoanalista Zully Villalba


La obra que presenta Alicia Besada se titula "buceando en lo femenino", y es exactamente eso: mirar su obra es estar como pez en el agua; es a la vez familiar - uno tiende a tranquilizarse; la figuración tranquiliza - pero también, y en el mismo instante nos trae la sorpresa de las profundidades.
Sus colores que explotan en los ojos presentifican lo desconocido. Nos hace recordar una definición que S. Freud da de lo siniestro: dice que es lo inquietante y a la vez lo
extrañamente familiar. En sus pinturas se auna lo familiar, lo conocido y lo extraño, que nos extravia.
Con la figuración, Besada nos trae cuerpos que se tocan, se entremezclan, se confunden; cuerpos que portan tanto lo masculino como lo femenino: curvas de mujeres que traen, sin esperarlo, la fuerza de lo masculino. Allí aparece el color,
sin evitaciones, sin desvios. Lo que caracteriza su obra es la potencia, es una obra que avanza; sus pinceladas no son solamente trazos de trozos de pintura, son las marcas de la huella que ha dejado su propio cuerpo en la tela. Cuerpos, como lo definió la escritora V. Woolf: "a pesar de lo diferente que son los sexos se entremezclan. En todo ser humano tiene lugar una vacilación de un sexo al otro y a menudo es solo la ropa lo que guarda similitud con lo masculino y lo femenino, mientras que debajo, el sexo es muy opuesto a lo de arriba". 

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